La salud de un cachorro dependerá en gran medida de los cuidados y de la actividad que le proporcionemos, creando unas pautas higiénicas y veterinarias y los hábitos correctos necesarios.
Tocar y manosear
Con frecuencia a nuestro perro nos ayudará, además de a fortalecer el importantísimo vínculo, a detectar eventuales anomalías de manera prematura, como por ejemplo, heridas, nudos, garrapatas, etc.
Si bien cada perro es único en su forma de ser, cada sexo tiene sus diferencias, y en cada edad tiende a presentar unas determinadas conductas, sobre todo en su etapa de cachorro, cada raza determina, en rasgos generales unas determinadas tendencias.
En general a ningún perro le gusta que le exploren o a no ser que haya aprendido mediante refuerzos positivos a sufrir una invasión de ciertas zonas de su cuerpo. Todo el mundo toca a su perro, le acaricia, pero de poco le sirve cuando intenta que se esté quieto mientras le pone unas gotas de colirio en sus ojos.
Objetivo
Habituación del perro a ser tocado por su dueño. Mantener el estado emocional estable a pesar de las manipulaciones que realicemos en su cuerpo.
Ventajas
Estabilidad emocional, de carácter o socialización.
Facilita la labor en la clínica veterinaria (exploraciones, curas, vacunas…) y en la peluquería canina.
Garantiza la dominancia del dueño sobre el perro sin ningún traumatismo para nuestro amigo.
Edad de Inicio
Al principio de la etapa de socialización. Lo normal es empezar las prácticas al adquirir el cachorro.
¿Dónde realizamos el manoseo?
Hasta los 5 meses subiremos al cachorro en una mesa estable; desaconsejamos los bancos donde pueda refugiarse en la pared. Para jóvenes y adultos que se inicien en este ejercicio, utilizar una sólida mesa. Realizaremos las prácticas en una habitación tranquila y sin visitas. A partir de los 6 meses en cualquier lugar con distracciones.
¿Cuándo realizamos el manoseo?
Después de mantener una relación agradable con el cachorro y haberle “quemado” parte de su exceso de energía, mediante los juegos de pelotas o mordedores. Al volver después de un largo paseo por el campo.
¿Cómo realizamos el manoseo?
Empezamos el manoseo en el siguiente orden:
Los ojos: Cogiendo su cabeza como si fuera un sándwich formado por nuestras manos dejando libres nuestros 2 pulgares. Con habilidad si hace falta nos podemos auxiliar de la correa o el collar. Bajar el párpado inferior, si la coloración de la mucosa es rosada o roja el perro está normal, si es blanca o pálida puede sufrir algún tipo de anemia. Al comprar el perro observar si existe entropión (pestañas que contactan con el globo ocular) o ectropión (caso inverso). En las primeras prácticas no quitarle ni las legañas.
Las orejas: Reteniéndole de la parte inferior del cuello con una mano, con la otra observaremos cada una de las orejas. Tener la precaución que aconsejan los “otorrinos”: no meter en el interior de la oreja nada más pequeño que el codo. Podemos limpiar el pabellón externo de la oreja, por su cara interna, con toallitas que existen ex profeso en el mercado. No utilizar bastoncillos, pues podemos dañar el conducto auditivo e incluso empujar hacia el interior del oido alguna sustancia depositada en ese punto.
Los dientes: Sujetar con firmeza con una de nuestras manos, la piel de la parte inferior del cuello, en el punto donde debajo de la boca del perro se inicia la papada. Con la otra mano, no abrirle la boca, sino levantar los belfos laterales uno a uno y por último la zona de la trufa para ver sus incisivos. CUIDADO en no ejercer presiones en la nariz, aplastarle los pelos del bigote produce dolor sobre todo en las razas de perros que tienen cerdas duras. En las primeras prácticas no limpiarle la suciedad de su trufa, de restos de comida o tierra.
El cuerpo: El cachorro debe permanecer de pié sobre sus cuatro patas, si se sienta, debemos colocar una mano en su ingle, frontalmente, de manera que la palma de nuestro mano contacte con la cara interna su muslo, de inmediato se levantará, con la mano que nos queda libre acariciarle el dorso, grupa, flancos y rabo. Después pasarle una carda o manopla de goma sin grandes afanes de limpieza.
Las manos: Los perros no tienen clavícula y sus brazos entroncan con su caja torácica mediante tendones, es lógico que recelen de que se les provoque alguna lesión. Si toleran que levantemos y doblemos sus metacarpos, muñecas hacia atrás para explorar sus membranas interdigitales, buscando espigas del campo, garrapatas. Después de las prácticas iniciales podremos aplicar ceras endurecedoras o aceites para curar sus grietas.
Los pies: Traccionar sus piernas hacia atrás podremos observar las almohadillas plantares, al tocarle con nuestros dedos produciremos cosquillas, algunos ejemplares dan coces.
El rabo: Es la prolongación de la columna vertebral, por lo tanto una zona sensible, debe tratarse con delicadeza. No levantar en exceso, duele. Dialogar con el Veterinario para evitar introduzca el termómetro para comprobar su temperatura o para comprobar si tiene parásitos, a no ser que sea imprescindible. Es probable que al observar la estabilidad de nuestro cachorro opte de realizar exploraciones excesivas.
Los testículos: En el sexto mes de vida del cachorro, deben de haber descendido hasta el escroto, comprobar si hay dos. Practicar a encontrarlos mediante la utilización del dedo pulgar, índice y corazón. No hace falta verlos, con tocarlos con rapidez y suavidad, sobra.
El premio: Utilizar un premio al que ningún perro puede renunciar: EL AGUA. Distribuirla puntualmente: Primero al subirle a la mesa y después de cada manipulación de cada una de las partes del cuerpo darle un pequeño sorbo de agua, de forma que al perro le quede sed, que podrá saciar cuando estemos realizando la última intervención, mientras pulverizamos y cepillamos su cuerpo. El hecho de satisfacer la necesidad de beber permite al perro deducir que el manoseo es positivo y agradable, incentivándole a colaborar en dicha actividad.
Observaciones
A las dos semanas de prácticas, antes de bajarle de la mesa y después del último trago de agua, colocarle en “stat” unos 5 segundos, bajarle en brazos y mostrarle nuestra alegría palmoteando nuestras manos.
- Si el cachorro se resiste a ser manipulado, hay que fatigarle más en los juegos o paseos y realizar el manoseo con mayor brevedad “mordiéndole” con nuestra mano izquierda, debajo del cuello, en la parte alta de la papada. Cuando cesen sus devaneos darle un trago de agua, acariciarle cualquier parte del cuerpo no conflictiva, y paciencia. El cachorro necesita comprobar que no vamos a causarle ningún daño.
- No gritarle NUNCA.
- No practicar el manoseo mientras come.
- Todos los objetos que utilicemos en la manipulación le serán presentados con anterioridad para que los huela.
- Al principio ser breves, podemos realizar el manoseo en tres minutos.
- No es conveniente practicar los ejercicios en la novena semana de vida del cachorro, nuestro can necesita disputar su jerarquía, si le vencemos quedará muy hundido moralmente y si perdemos tendremos que cambiar de lugar de prácticas, incluso necesitaremos de alguien que nos ayude.
- Si a nuestro perro no se le ha manoseado , empezar los ejercicios como si fuera un cachorro, subirle a la mesa un rato, darle de beber y empezar desde el principio, hasta realizar las prácticas en el suelo.
- Al terminar la sesión del manoseo, comprobar en que medida le ha afectado a nuestro amigo, el realizarle este ejercicio: si quiere jugar con nosotros podremos aumentar las manipulaciones, si por el contrario nos huye y se esconde dejarle solo.
- Procurar que en la siguiente sesión que tenga una mayor sed, mayor fatiga y más breves en el manoseo.
La primera práctica vale por un millón, luego mentalizarse que vais a trabajar, tener todos los preparativos y actuar metódicamente.
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